El turismo en el Pacífico usualmente se asocia al avistamiento de ballenas, pero en Coquí, zona rural de Nuquí (Chocó), sus habitantes se preparan para ofrecer una experiencia gastronómica que nada tiene que envidiarle a los restaurantes de alta cocina.
La Fundación Chocó Emprende, FunLeo y la comunidad de la zona trabajaron juntos durante un año y medio para convertir la gastronomía y sabores del Pacífico en el insumo para un modelo de ingresos responsable y sostenible. De ahí nace Zotea, un restaurante que cuenta con su propio invernadero y centro de producción de aceite de coco y arroz.
Desde el cultivo y la pesca de los ingredientes hasta la presentación de los platillos, todas las partes del proceso están en manos de los locales, lo que promete ingresos para todos los involucrados en la cadena de producción.
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En Coquí, las arepas que antes se hacían con harina comercial, pasaron a ser de papachina (un tubérculo local), yuca y plátano. Aquí los tamales no solo vienen con pescado, sino con piangua, un molusco exclusivo del Pacífico colombiano. El cítrico arrayán sirve para jugos y salsas de múltiples recetas que las mujeres han inventado a partir de lo que da su tierra, incluso usando las tradicionales hierbas que crecen en cada azotea.
Este cambio en la forma de cocinar en Coquí comenzó en los hogares. Se trata de explorar otras formas de alimentación con lo que da el entorno. Antes, cuando los pescadores no lograban pescar ni conseguir moluscos, se conformaban con un almuerzo de solo carbohidratos.
“Todavía hay muchos productos de mar que se pueden explotar para no comer solo lo que está en la superficie. Es un proceso que busca cambiar esas malas costumbres que se van tomando culinariamente (…) para que su seguridad alimentaria se afiance”, explica la chef Leonor Espinosa, fundadora de Funleo.